En 1987 el joven presidente Alan García ,promulgaba, con su habitual orgullo, La Ley General de Comunidades Campesinas y La Ley de Deslinde y Titulación del Territorio Comunal. En aquel tiempo García dialogaba directamente con los presidentes comunales en los llamados “Rimanakuy”, evitando así la incómoda intermediación de la Confederación Campesina del Perú y la Confederación Nacional Agraria, de tendencia izquierdista.
En aquellos años el Perú vivía azotado por la violencia de Sendero Luminoso, que era un enemigo declarado de la organización comunal y de sus costumbres, a las que veía como prácticas atrasadas y ancestrales que serían superadas por el colectivismo totalitario del maoísmo senderista. Del lado de las fuerzas del orden la visión era otra, pero igualmente negativa, ya que consideraba a las comunidades campesinas como baluartes de la subversión.
Aquella ley del año 1987 significó un hito en el reconocimiento de derechos de una institución y de la forma de organización que las familias indígenas y campesinas se dieron para poder vivir en un medio sumamente complejo y en contextos políticos y sociales donde quienes gobernaban el país no tenían el más mínimo interés en su desarrollo. Cierto es que hubo en nuestro pasado preinca una forma de organización a la que hemos llamado ayllu, cierto es que el gran organizador del Virreynato, Francisco de Toledo, creó las llamadas reducciones de indios, y que el Presidente Leguía, en 1920, las reconoció como Comunidades de Indígenas. Y todo ello es parte de una larga historia.
Elpaso del tiempo fue transformando a esta forma de organización, que no se mantuvo inmutable como quisieran algunos neo indigenistas que solo ven en ellas la arcadia perdida, o como cree el señor Presidente, quien al término de su segundo gobierno ve en las más de 5600 comunidades campesinas reconocidas “una institución que hace 500 años mantiene a la población en la miseria en la que está” y que hay que superar “estas formas un poco arcaicas y atávicas de creer que la pobreza es santa y que la organización de la comunidad campesina es una invención divina que vino con los incas”.
Como tantas otras veces, el Presidente juega con las palabras para reinventar la historia y la adecua a sus intereses, expresando un enorme desprecio por quienes con su trabajo cotidiano, y en condiciones muy duras, han sido celosos guardianes de nuestros recursos naturales, sin ningún apoyo del Estado, que hace años solo ve a las comunidades campesinas como bolsones de miseria a las que hay que atender con dádivas y programas asistenciales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario